No habrá democrácia real mientras exista la disciplina de voto. La constitución dice que votamos personas, pero esas personas no tienen libertad, y por tanto nos da igual votar personas que partidos, que monos entrenados para pulsar el botón que le diga su adiestrador.
Estos tratados mundiales (y ya tenemos experiencia desde Breton Woods y el GATT) casi siempre han servido para darle privilegios a las grandes potencias y sus exportaciones. Vamos, más de lo de siempre, pero es que lo adornan de una manera que parece que nos hacen un favor.