#150 y #152 Por supuesto. Si no lo he hecho antes es porque estoy meditándolo cuidadosamente. Tengo a todo mi equipo de abogados trabajando en ello y puedo asegurarle sin temor a equivocarme un ápice que al periódico La Vanguardia se le va a caer el pelo (del coño o de donde sea) por haber tratado tan mal el texto de la autora. Del mismo modo, he contratado un equipo de pedagogos y otro de profesores de filosofía para que hagan lo que puedan respecto a mi mediocre y puto vocabulario y mi pésima educación. Siento haberle ocasionado una experiencia filológica tan deplorable y quiero poner en su conocimiento que aprecio su consejo en todo lo que vale. De hecho, a partir de ahora, sólo diré "coño" los días impares del mes.