“Por una parte, para zonas claramente enemistadas con nuestra patria, como los son Cuba o Venezuela, es primordial colocar el adjetivo de régimen. Aunque esta palabra sólo se refiere al sistema político por el que se rige una nación, los grupos mediáticos hemos conseguido cargarla de negatividad y la usamos para referirnos a los gobiernos que consideramos dictatoriales. Con este simple apelativo, el espectador no deberá dedicar horas a investigar sobre un país determinado. Es enemigo y como tal lo deben entender. (IMPORTANTE: Sacar de contexto declaraciones de sus mandatarios para ridiculizarlos es una manera de apuntalar esta opinión).“
A destacar:
La concursante ha manifestado además que quiere que el pago de los impuestos "se emplee bien: que no haya colas en los hospitales, mejores carreteras... En definitiva, mejorar la vida de todos, que para eso son los impuestos", ha resumido.
Me parece llamativo cómo han penetrado estas apps en el mercado móvil. Un mercado bastante saturado por grandes empresas o desarrolladores de videojuegos. Ganar visibilidad en tiendas de apps no es nada sencillo, por mucho que la app esté impulsada por un gobierno.
El pasado viernes se estrenó La Muerte de Guillem en la televisión autonómica valenciana, À Punt. No solo esto, también ha sido imprescindible su aportación para poder producir y grabar la película. Además, en la elaboración ha participado un director reconocido con varios premios del cine español y el guion está basado en la reconstrucción de hechos reales. Todo tendría que entenderse como una cosa normal, pero quienes hemos vivido (o sufrido) en el País Valenciano desde que asesinaron a Guillem, sabemos que esto es la consecución de muchos años de ostracismo y resistencia ante la ofensiva de la derecha. Mediática e institucional.
No hace falta ir muchos años atrás para recordar la vergonzosa y corrupto Canal 9, la antigua televisión valenciana. Incluso fuera de nuestro territorio era considerada un símbolo del despotismo del Partido Popular en València. El silencio de la cadena sobre el accidente del metro fue la punta de un iceberg de mentiras, desfalco y amiguismos. Incluso, extrabajadores del ente declaraban poco después de que sentían vergüenza de la cantidad de mentiras que decían. A pesar de todo, a pesar de ser bastión de la derecha y difusora de su ideología, fue la izquierda valenciana la que se opuso al cierre y reclamó el mantenimiento de una cadena que tenía que servir para mantener las tradiciones culturales y servir de punto de encuentro entre los pueblos del país. Pero en 2013 se fundió a negro en un día vergonzoso, que culminaba el uso partidista de la cadena.
A nivel mediático, la cobertura del asesinato de Guillem en su momento también fue una vergüenza. En muchos artículos parecía que el asesino era la víctima y Guillem culpable. La prensa tuvo parte de culpa de la escasa pena que cumplió en la prisión Pedro Cuevas y la exculpación de sus cómplices. No solo esto. La persecución a la familia y amigos durante décadas y la impunidad de la extrema derecha en el territorio valenciano, no tendría sentido sin la benevolencia de parte de la prensa