Hay mucha gente en toda España que no cumple las normas mínimas. Y por eso no baja el número de casos. Y siguen jodidos los que sí cumplen las normas lógicas para evitar contagios.
Seis mil hombres muertos para construir un tren que hacía ricos a tres o cuatro.
Los capataces de Arana –y de otros terratenientes- pronto dieron rienda suelta a sus peores instintos. Y se afanaron en elevar la producción a golpe de látigo. “Era sabido que los Arana, para evitar que los salvajes huyeran de nuevo del bosque, guardaban a sus hijos como rehenes, y el día que el indio no regresaba de la jungla con la cantidad de goma exigida, se le cortaba una mano al niño. Al otro día, otra mano, más tarde los pies, y así hasta terminar por descuartizarle por completo”, escribe Vázquez-Figueroa en Manaos.
Pues ya ves. Oye pero que los malos del XIX eran Marx y Bakunin, eh... Eso que no se nos olvide a nadie. Sus ideologías sin sentido ninguno que no tenían razón de ser mataron a ochosientos mil trillones de personas y bla bla bla bla...