#128 Sea como sea, los hechos sucedieron dentro del centro. Y no se trata de un suceso aislado. Esto es sólo la punta de un iceberg que hunde sus raíces y que claramente se extiende al resto del curso escolar. De otro modo no se entiende tal grado de saña y abusos reiterados. Ante los cuales el propio tutor escolar del niño no sólo 'no hizo nada' sino que "se hechó a reír".
Está claro que ha habido dejación de sus funciones y 'mirar para otro lado' por parte del centro educativo. No ya en este episodio concreto, sino a lo largo de todo el periodo escolar lectivo. Durante el cual estos odios han ido in crescendo, sin que ningún responsable moviese un dedo para pararlo.
Ahora lo fácil (para el centro) es lavarse las manos y tratar de echar balones fuera, amenazando a la familia (y por ende al propio niño que ha sido víctima). Es decir, en vez de hacer todo lo posible por cortar de raíz los brotes de odio (por el bien de todos los menores que tienen a su cargo), están echando más leña al fuego del rencor.
Está claro que hay mucha mierda por limpiar en ese centro, y en el sistema educativo en general.
#21 Los derechos de la gente que quiere hacer fiesta siguen ahí, el ayuntamiento las tiene que organizar en un sitio alejado de viviendas en el que puedan disfrutar sin molestar, tampoco es tan descabellado.
#73 Una bofetada no enseña nada, es probable que ese chaval en lugar de aprender lo que no debe hace se haya sentido humillado y ahora tenga rencor y odio hacia ese conductor.
Hay maneras de enseñarle que eso no es correcto muy duras y sin ponerle la mano encima.
#29 Es más complicado trabajar con la harina integral y la mayoría de técnicas que se usan en panificación para textura, conservación, etc (mediante aditivos y demás) no funcionan bien con la harina integral.
#29 no hay demanda, no hay infraestructura para hacerlo y además tampoco es que esté más bueno... más bien todo lo contrario. El asunto es la sinceridad en las transacciones dinero - pan.
Está claro que ha habido dejación de sus funciones y 'mirar para otro lado' por parte del centro educativo. No ya en este episodio concreto, sino a lo largo de todo el periodo escolar lectivo. Durante el cual estos odios han ido in crescendo, sin que ningún responsable moviese un dedo para pararlo.
Ahora lo fácil (para el centro) es lavarse las manos y tratar de echar balones fuera, amenazando a la familia (y por ende al propio niño que ha sido víctima). Es decir, en vez de hacer todo lo posible por cortar de raíz los brotes de odio (por el bien de todos los menores que tienen a su cargo), están echando más leña al fuego del rencor.
Está claro que hay mucha mierda por limpiar en ese centro, y en el sistema educativo en general.
C.C.: #94