Cuentan los trabajadores con indignación que «hace unos tres años contrataron a un señor que acompañaba a todos los trabajadores de todas las secciones para medir la productividad. Iba con un cronómetro y los seguía a todas partes. Le llamábamos ‘El Sombras’», dicen con una sonrisa amarga.
«Lo trajeron solo para buscar una excusa para deshacerse de trabajadores. Si un empleado tenía que caminar una larga distancia para cerrar una válvula, ‘El Sombras’ solo contaba el tiempo de cerrar la válvula, no el paseo de 5 o 10 minutos que se daban hasta ella. Lo mismo sucedía con la gente del laboratorio; no tenía en cuenta todos los peparativos necesarios para preparar el PH, por ejemplo. Con ello la empresa llegó a la conclusión de que el tiempo de trabajo efectivo se limitaba al 20% de la jornada laboral. El resultado fue que despidieron a una persona por turno».
Cuentan los trabajadores con indignación que «hace unos tres años contrataron a un señor que acompañaba a todos los trabajadores de todas las secciones para medir la productividad. Iba con un cronómetro y los seguía a todas partes. Le llamábamos ‘El Sombras’», dicen con una sonrisa amarga.
«Lo trajeron solo para buscar una excusa para deshacerse de trabajadores. Si un empleado tenía que caminar una larga distancia para cerrar una válvula, ‘El Sombras’ solo contaba el tiempo de cerrar la válvula, no el paseo de 5 o 10 minutos que se daban hasta ella. Lo mismo sucedía con la gente del laboratorio; no tenía en cuenta todos los peparativos necesarios para preparar el PH, por ejemplo. Con ello la empresa llegó a la conclusión de que el tiempo de trabajo efectivo se limitaba al 20% de la jornada laboral. El resultado fue que despidieron a una persona por turno».