Empeñarse en terminar ese enorme expositor de paraguas que es La sagrada Familia es un despropósito, yo lo hubiera dejado como estaba cuando murió Gaudí. Es como si cada artista que muere dejando algo sin terminar tuvieramos por cojones que terminarlo, cuadros, discos, películas, libros... una chorrada carísima sin sentido.
La culpa es de la naturaleza que ha diseñado el ruido mas insoportable, insufrible y desesperante de todo el universo conocido (si, incluyo el reguetón)