Me cago en su puta calavera. Literalmente.
Por favor, haced un ejercicio de imaginación.
Me dirijo al meneante medio, medio calvo o peinando canas.
Pues yo, en cuclillas con los pies sobre los brazos del sofá orejero de Garcia Castellón, ese sofá en el que se masturba, yo, giñando encima de su cabeza, dejándole en su puta calva un mojón cual sombrero de Balenciaga.