#8 Nuestro cerebro es una máquina que reacciona ante los estímulos, con mucha menor capacidad de autoregulación de la que cree la gente. Existe un área de la psicología que se dedica a estudiar precisamente esto (behavioral science o ciencia del comportamiento), y las conclusiones son brutales. Hay un montón de mecanismos en el cerebro, palancas que puedes pulsar mediante estímulos externos, que atrapan a las personas en círculos viciosos de dependencia de los que es muy difícil salir. Y esto se utiliza en las empresas tecnológicas para crear drogas electrónicas.
No depende tanto de nosotros como nos gusta creer.
#1 Lo que hay que hacer es dejar tanta ley de protección del menor y empezar a considerar penas de cárcel para crímenes graves en tíos de esas edades. Que los padres a menudo no pueden hacer nada por controlarlos (precisamente por haberles privado la ley de herramientas para ello).
Como idea de partida me parece buena, pero ya me chirría cuando empiezan a decir que solo podrán beneficiarse los menores de 35 años. ¿Sólo los inquilinos menores de 35, o los propietarios menores de 35? Porque si es lo primero, me parece un incentivo para el edadismo, y si es lo segundo, va a ser un brindis al sol porque la mayoría de los propietarios (particulares) van a estar muy por encima del límite (aparte de que porqué cojones no puede beneficiarse todo el mundo).
Como si esto no pasara ya así. Hay empresas que te dan rellena la hoja y solo tienes que darle al botón. O que no te dejan asignar más de 8 horas por día.
#57 En #198 explico con más detalle lo que pienso sobre este tema. No creo que sea un falso dilema. Quizá un discurso identitario hecho de otra forma nos pueda unir, pero a día de hoy divide, y es artillería para la extrema derecha.
#180 Bueno, hay muchas cosas que se dan por asumidas pero no son correctas.
Yo no he sufrido discriminación por ser mujer, porque no soy mujer, y no he sufrido discriminación racial porque vivo en un país donde mi etnia/raza es mayoritaria. Pero sí he sufrido discriminación por otros motivos: por mi carácter (el cual no es muy frecuente, seguramente por alguna cuestión relacionada con estar cerca o dentro del espectro autista), por haber luchado por mis derechos (haciendo cosas sencillas como no hacer horas extra solo porque los demás lo hagan, o hacer uso de los permisos a los que tengo acceso) o por implicarme en el cuidado de mis hijos tras nacer (cogiendome bajas, reducción de jornada, etc; hecho que me ha valido el ostracismo profesional en más de un sitio e incluso me han llegado a despedir). He visto mucha mierda, siendo hombre blanco, hetero, cis, en fin, estando bastante en la media (salvo por la parte psicológica/neurodivergente).
Mi experiencia, obviamente, no es extrapolable a todo el mundo. Lo que yo he experimentado es siempre discriminación a manos del patrón (en mi caso jefes de investigación o similares), a veces directa, y otras indirecta, alentando a otros compañeros a hacerme el vacío mediante rumores y otras prácticas nefandas. Y mi reflexión en ese sentido es que, en cierta manera, estas mierdas tienden a nacer ahí.
Entiendo que la gente trans vea más urgente que se priorice la lucha identitaria, pero en cierta manera es la pescadilla que se muerde la cola. Mi experiencia es que, para la inmensa mayoría de las personas, basta exponerse a alguien perteneciente a una minoría para dejar de tener prejuicios hacia ella. Yo de muy joven era homófobo (como casi todo el mundo) por el simple hecho de que sólo respiraba homofobia en mi entorno, y eso que no era particularmente de derechas (hace muchos años también de esto). Cuando llegué a la facultad, empecé a conocer gays, y también varios amigos míos empezaron a salir del armario, y básicamente… » ver todo el comentario
#88 Tu respuesta es un ejemplo del problema del discurso identitario. Si alguien lo critica, es un señor blanco heterosexual (y, por si las dudas, sí, yo lo soy; también soy muchas otras cosas).
El discurso identitario atomiza a la sociedad, dividiéndola en una miríada de subclases. También hace otra cosa: redirige la animadversión hacia otro sector de la clase obrera (en nuestro caso los hombres blancos heterosexuales). La persecución y el odio hacia las minorías tradicionalmente se ha alentado desde las estructuras de poder (principalmente la Iglesia Católica, al menos en Europa, y también desde la nobleza), precisamente manipulando a las masas contra las minorías.
Eso no quiere decir que la revolución no sea inclusiva, solo que el discurso tiene que virar. Primero somos clase obrera, y luego pertenecemos a uno u otro colectivo. Es la única manera de unirla de nuevo.
#14 Gracias por el consejo, pero ya lo conocía. Yo busco el remoto y peleo por él, pero las cosas no son tan fáciles. Por ejemplo, mi empresa hace poco decidió cargarse el teletrabajo, aún habiéndolo firmado conmigo desde el momento del contrato. Ya están demandados, pero me han complicado la vida.
Bien por ellos, ya es hora de dejar atrás los discursos identitarios que solo nos dividen. El 99.9% de las personas somos, ante todo, asalariados, o intentos de asalariado, que dependen de un sueldo y tienen que levantarse cada mañana a trabajar, vulnerables a que nos suban el precio de los alimentos o los tipos de interés. Eso es lo que debe unirnos, más allá de todo lo demás. Hay que volver a la idea de un movimiento transversal, y luchar contra los abusos de poder de quienes quieren arrastrarnos una vez más al horror.
Hay que afiliarse a algún sindicato fuerte y organizar una huelga gorda para que esto vuelva de verdad. Pero en este país somos más de apretar los puños fuerte.
#26 El valor que has mencionado no cuantifica los resultados, sino la inversión interna que debe efectuar la universidad. No es en absoluto un baremo de rendimiento.
Respecto al prestigio, es algo terriblemente abstracto y que tampoco tiene porqué corresponderse necesariamente con la capacitación de los alumnos.
No he sido yo el que ha vinculado la eficacia con la contabilidad interna ;).
#18 Sí, a mi me parece estupendo que lleven la contabilidad. Yo respondía a un comentario que vinculaba esto a la eficiencia, cosa que difícilmente va a tener que ver.
#19 No es demagogia. Me limito a señalar la falta de definición que existe en torno al concepto de "eficiencia" y el riesgo asociado.
Siguiendo tus ejemplos: uno de los objetivos de las universidades es, en efecto, investigar. Pero esto no se cuantifica de ninguna forma. No hay baremos que digan "un profesor debería publicar X artículos" o "un departamento debería conseguir Y euros de financiación cada Z años". Todo se deja en abstracto (hecho que conduce a la situación de abandono e indiferencia que se ve en todas las universidades).
Con la docencia pasa parecido. Aunque hay tablas y listas de conocimientos y competencias asociados a los grados, en la práctica no se traducen en nada concreto. Con lo cual, en un momento dado, fulminar las prácticas o hacerlas más baratas es una manera perfectamente natural de reducir costes. ¿Es más eficiente? Depende del criterio que definas. Obviamente el aprendizaje se resiente y se degrada, pero, como no hay un criterio claro sobre lo que debería ser, al final es fácil pasarlo por alto.
En última instancia, la eficiencia es algo muy abstracto y complejo de medir, incluso si se establecen objetivos precisos. Tampoco hay una asociación directa entre el nº de horas que se dejan para investigar o el nº de horas de docencia y la calidad o cantidad de los resultados. Pero lo que sí que no va a dejar discusión posible es el hecho de que en tal universidad, un Grado X cuesta tanto por alumno, y en tal otra, el mismo Grado cuesta tanto otro. Y esa comparativa, tomada como único baremo, es el camino hacia una degradación aún mayor de nuestras universidades.
#15 La mentalidad de la eficiencia económica no va a revertir esa dinámica. Los profesores universitarios se apoltronan en España, de eso no hay duda. Pero si quieres revertir eso tienes que empezar a ser competitivo hacia ese mercado. El sueldo de un profesor en la pública es ridículamente bajo, con lo que solo puedes tener a gente que no puede aspirar a nada mejor o que está harta de todo y solo busca tranquilidad. Luego hay alguno raro que sigue investigando ahí, pero ya es 100% por amor al arte.
Lo que viene con estos conteos de dinero es la CAM (o cualquier otro) diciendo "mira, mengano da este grado por solo 5000 euros el estudiante, y tú te gastas 8000. Gástate 5000" y entonces el que se gastaba 8000 busca la manera de gastar 5000, lo que suele consistir en todo tipo de chapuzas e irregularidades (que no hay ya pocas).
La mentalidad de crecimiento y competitividad pasa por poner buenos sueldos y condiciones dignas, y competir en base a estándares internacionales. Págale 40k a un Ayudante Doctor y publicita la plaza por LinkedIn, y verás lo que pasa. Pero claro, para eso tienes que quitarle el control a la universidad, porque si no sacan "la plaza de mengano" y aunque es todo muy público termina yendo a dedo a mengano, aunque tengas a tres o cuatro tíos con más artículos, docencia, y todo lo que quieras.
#6 Y qué es el mínimo posible de recursos? Pagar todavía menos a los profesores? Que los alumnos no usen ni un reactivo en los laboratorios? Aumentar la carga horaria de docencia a los profesores a costa de no investigar?
#33 Pon 15, o 20, o mejor, que nunca puedan trabajar en ningún sitio que no sea la pública. Y deja todo lo demás como está, caciquismo y poder absoluto para jefes de servicio.
Te vas a quedar sin médicos, pero no porque se vayan a la privada, sino porque vas a espantar a todo el mundo de esa carrera.
#1 Si hubieras visto las mierdas que hay en los MIR quizá no te lo parecería tanto.
Bastante tienen ya los médicos con tener que hacer un MIR para poder ejercer libremente (que no olvidemos que sin él directamente no pueden), como para encima encadenarlos a la sanidad pública durante otros cinco putos años. ¿Tú sabes las mafias que hay en los servicios hospitalarios? Los jefes de servicio se conocen unos a otros, y cuando un jefe de servicio de X especialidad le coge ojeriza a un tío, ese no encuentra trabajo en ningún hospital público de la región. Son unos auténticos caciques.
Que se querrá fomentar la pública y lo que tú quieras, pero la privada crea un espacio para que los médicos puedan quedarse en su zona sin tener que tragar con las cacicadas de la pública.
Si quieren que la gente no se vaya, que mejoren las condiciones y que reduzcan el poder abusivo de ciertas figuras en el sistema público.
El odio al varón sigue campando a sus anchas entre esta gente, que a la par gritan para que a los hombres no se les dé ayuda alguna, y se quejan del ascenso de la ultraderecha, incapaces de conectar la línea de puntos.
Los secuestradores de la izquierda nos van a llevar a la ruina.
No depende tanto de nosotros como nos gusta creer.