¿Cuántas veces no hemos oído cosas como "mira ésa cómo va.... si es que, luego se quejan de que si las dicen, que si las hacen... ¡pero si es que van provocando, joer!"; "a mí que no me digan que no, a la que violan, es que se deja, ¿no puedes chillar, no puedes sacudirle una patada ahí mismo? ¡Si no fueran medio desnudas por la calle, no pasarían las cosas!"; "Lo que pasa es que se ponen de alcohol y de otras cosas hasta las trancas, cuando se despiertan, se arrepienten, y "oh, me han violado", y a ´oderle la vida a algún pobre desgraciado..."?
Yo las he oído, y sigo oyendo, aún por gente de más o menos mi edad, y hasta más jóvenes... Seguimos teniendo ese chip ahí, ese "es que con esa falda tan corta, te lo vas buscando...", esa culpabilización de la propia víctima, que no sólo deja arruinada a la mujer violada, sino que además, deja como a la kk a todo el colectivo masculino, al ponerles poco menos que como animales incapaces de dominar sus instintos, y si les ponen a una chica guapa delante, no van a ser capaces de no saltarle encima como perros hambrientos.