Pedro Baños prosigue así analizando, en clave de realismo político, todas estas estrategias de dominio que nos dan a entender que en geopolítica la ideología es secundaria. En última instancia, predominan los intereses estatales y de las clases dominantes, algo que atraviesa cualquier decisión geoestratégica, para la que no se deja de utilizar información falsa para justificar una intervención militar (como las famosas armas de destrucción masiva en Irak), llevar a cabo alianzas con países que distan de respetar los derechos humanos o la venta de armas a países que, obviamente, las van a utilizar en guerras.
En definitiva, pese a que, como señala Pedro Baños, resulta difícil concebir una guerra directa a nivel mundial, las tensiones son cada vez mayores y la historia nos enseña que en situaciones de caos sistémico como la actual, es probable que ocurra una confrontación directa por el poder y por el diseño de un nuevo orden mundial.