#7 Su grado de alienación supera los más abyectos sueños de Jose María Aznar. Que sabe mucho de sueños abyectos.
No me extrañaría que fuese él mismo de incógnito haciendo su cruzada particular. Y si no seguro que de todos modos le puso su cerebro.
#1 ¿...cerca de llegar a su fin? Me parece que no estás hablando de este país. No están haciendo si no empezar el expolio.
O eres un ingenuo, o pretendes convencernos por algún espúreo motivo de algo inverosímil.
#28 No suelo debatir con menores de doce años. Exprésate coherentemente, o no te inmiscuyas en conversaciones que no puedes ni soportar, ni entender.
Es un consejo que te doy gratratuítamente.
#22 ¿Me pones como fuente un artículo de vozpopuli basado en una encuesta del Instituto BBVA de pensiones? Venga por favor, por un momento creí que estaba hablando con una persona seria.
Ignórame, por favor. Yo no lo haré, por ver cómo sigues poniéndote en ridículo.
Por cierto, no te he insultado, pero porque sería el recurso facilón al que tú acudes cuando te ves entre la espada y la pared.
#20 No tienes, repito y lo digo respetuosamente, ni la más remota idea de cómo se elaboran unos presupuestos generales. El único repaso, por cierto, te lo estaría aplicando yo. No te digo que mientas: te digo que estás equivocado.
Si estás mintiendo adrede con espúreas intenciones lo averiguaré pronto.
#14 Tal vez, acaso, confundas pensiones públicas con planes de pensiones privados, o ignores que los jubilados siguen pagando IRPF, retenciones, IVA, y otros impuestos tanto directos como indirectos para contribuir al mantenimiento del sistema de pensiones (entre otras cosas) de los que les siguen. Tal vez no sepas que no son los sueldos de los trabajadores en activo los únicos que contribuyen. Tal vez no sepas que te toman el pelo haciéndote creer que son los altos sueldos y/o las retenciones de los trabajadores en activo los únicos que hacen caja para pagar pensiones. Tal vez ignores cómo funciona el sistema impositivo en este país.
Tal vez. Sólo acaso.
#5 El final de "La montaña mágica" de Thomas Mann, por un poner un ejemplo, refiriéndose a la Gran Guerra, desde el punto de vista del lector observando tal vez el cadáver embarrado en una trichera del protagonista de la novela, es como mínimo para darnos qué pensar: ¿Será posible que de esta bacanal de muerte, que también de esta abominable fiebre sin medida que incendia el cielo lluvioso del crepúsculo, surja alguna vez el amor?
No han pasado ni cien años. Y seguimos exactamente igual.
Y mucho peor.