Mi padre lleva 6+ años con Lyrica. Su propio médico le reconocía que era un chollo para los médicos porque valía para casi todo, que era "la purga de Benito". Le animaba a ir aumentando la dosis "sin problemas". Pero entonces leí en el Vademécum que la máxima dosis diaria era 600 mg y se lo fui bajando.
En una de las visitas, don Fernando [digamos], en un arrebato de locuacidad, le confesó: "¡Anda!, ¿pues no acabo de ver un péiper que lo de la Lyrica era un pegote?" [las palabras exactas pueden haber sido otras].
El caso es que ya mi padre ya no puede bajar de 225 g porque entonces le entra mucha "tristeza".
Otro adicto más.
#13 Hombre, parte del sistema sí que es. No es normal que un 1% de la población nade en piscinas de billetes. Igual tendrían que contribuir más al sistema vía impuestos.