No, no se abren de nuevo colegios porque la educación sea muy importante, que lo es, ni porque los niños tienen que socializar, que también. Los niños de este país van a volver al colegio porque nos hemos convertido en una sociedad en la que los adultos no tienen tiempo para pasar con sus hijos, ni existen espacios suficientes y adecuados para que ellos puedan estar, más allá de las paredes de su clase o de las vallas de su colegio.
Por eso volvemos a las aulas, porque el engranaje social que hemos creado no puede parar sin que todo se vaya al garete. Porque para que siga funcionando es necesario que los adultos se dejen la piel en el trabajo la mayor parte del día. Porque para que los adultos puedan trabajar los niños tiene que poder ser dejados a cargo de otros adultos cuyo trabajo sea cuidar de los niños de otros. Todo esto no es lo ideal, no es lo recomendable y no es aquello que la evidencia científica y la experiencia acumulada sea lo idóneo. No, lo idóneo no es que los niños vivan agotados de actividad reglada en actividad reglada, ni que pasen fuera de casa diez o más horas al día, ni que apenas vean a sus familiares, ni que cuando llegan a casa se pasen la tarde móvil o consola en mano porque ya no bajan a la calle, ni que su educación académica y moral se lleve a cabo por personas que cobran por ello.