#66 es una de las razones que apoyan los matrimonios de conveniencia. Hoy en día pasamos tanto tiempo y dedicamos tanto esfuerzo s encontrar la pareja perfecta, e incluso con la posibilidad de "volver a la casilla inicial", que ya no valoramos el esfuerzo de conocer, adaptarse y aprender a querer a alguien. Cuando un nepalí me contó esto y lo contento que estaba de haber ido enamorándose de su mujer a base de trabajo conversación y todo tempo, cambió mi perspectiva del matrimonio de conveniencia. Y no digo que sea lo ideal, pero da que pensar.
Resumiendo: la cultura del no esfuerzo y de que el mundo se adapte a mi en lugar de yo al mundo llega a la pareja. Y en el fondo, la continúa obsesión con encontrar la perfección, nos hace infelices.
Nada está escrito del futuro con certeza, nadie tiene de momento un condensador de fluzo,es lo que cabe responder.Frente a este pesimismo de la intelligenciasiempre cabe el optimismo de la voluntad.
#39 Yo no estoy realmente de acuerdo con el comentario que cité, porque —aunque creo que la inmigración es un problema— no creo que las causas estén en lo que dice el comentarista. Él parece que lo atribuye al «estrés» de las circunstancias difíciles (países en guerra, dictaduras, etc.) Cuento chino, en el fondo visión buenista de las causas de la violencia y la delincuencia. Yo lo atribuyo más bien a lo que dices tú, que son unos desgraciados, unos chonis. Sus padres han sufrido un choque cultural brutal, y en los choques culturales así generalmente lo que se provoca no es el «enriquecimiento» de perspectivas (trola que ha vendido el multiculturalismo), sino la anomia: la conciencia de que los valores de la cultura de origen han quedado derrumbados, de que los valores de la cultura de recepción son falsos (cosa nada difícil de concluir en Europa, ya que además están en crisis). Y en esa circunstancia lo que suele hacer la gente es entregarse a la indolencia o a la autosatisfacción materialista («no creo en nada, busco vivir bien»).
Si además de rotos los vínculos y las responsabilidades sociales, la propaganda y los medios estimulan obsesivamente el consumismo y el hedonismo, lo normal es que suceda lo que sucede en muchas ciudades con pobreza y marginalidad: ese tiene un smart phone que me gusta, lo quiero para mí, le pego (o lo mato) y me lo llevo. Punto.
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».
No todas las publicaciones, pero deberían serlo los libros de texto de la educación obligatoria. Crear un organismo público independiente de educadores que redactasen los libros de texto para cada curso, y fuesen editados y vendidos a un precio fijo libre de derechos, existiendo versiones digitales gratuitas. Que sólo se actualizasen cada x años como máximo y si fuese necesario.
Con esto:
-Se abarataría muchísimo el gasto para las familias al ser los libros más baratos.
-Se podrían reciclar mucho más los libros al ser el mismo en todas las escuelas y no actualizarse cada año (con lo que también se reduce el gasto).
-Se igualaría más la enseñanza recibida y sería mucho más fácil asegurar la calidad de los contenidos.
-Se facilitaría el uso de ordenadores o tablets en la escuela, con las ventajas que puede tener (no cargar con tantos libros, familiarizar a los niños con la informática...).
-La enseñanza básica sería accesible para cualquiera, como por ejemplo adultos que quisiesen revisar sus conocimientos elementales.
El problema que veo es que al día siguiente de proponer esto, media España estaría acusando a la otra media de adoctrinamiento. Esas cosas que nos llevan lastrando muchos años...
#14 Tu comentario da ASCO, no son presos politicos ni llegan al nivel de terroristas, son mafiosos y vulgares asesinos de personas inocentes, que los compares con partisanos deja muy claro de qué pie cojeas.
Resumiendo: la cultura del no esfuerzo y de que el mundo se adapte a mi en lugar de yo al mundo llega a la pareja. Y en el fondo, la continúa obsesión con encontrar la perfección, nos hace infelices.