Estoy dándome cuenta de que muchos intelectuales no leen (y no porque no sepan), sino simplemente porque están ya dominados por lo que ya hemos denominado "lo políticamente correcto", y ya no ven a alguien que le coloca una serie de argumentos, sino a un adversario (...). Hay una pobreza intelectual que asusta; cuando alguien necesita, para describir su posición, colocar estampillas, fijar al adversario dentro de "o tú eres fascista, o tú eres rojipardo, o tú eres anti-cualo" es que ya ha perdido la dimensión de lo que es el debate. Nosotros hacemos una reflexión, con la cual no se puede estar de acuerdo, pues muy bien, que no se esté de acuerdo, o sí estás, pero argumente usted. Fueron al insulto. Y cuando alguien responde con el insulto, ya está descalificado