Confía en una máquina para jugar al ajedrez... pero cuando termine la partida pídele a un humano que se encargue él de guardar las piezas en su caja y guardarlas. El argumento de Moravec a la hora de formular su Paradoja es sencillo: cuando desarrollamos inteligencia artificial, no hacemos sino aplicar ingeniería inversa sobre nuestra propia inteligencia. Y el esfuerzo necesario para copiar cada habilidad humana es proporcional a la antigüedad con que ésta apareció en nuestro árbol genealógico.
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