Y a este mundo cruel se lanzó sin paracaídas Tay, una robot con inteligencia artificial, la hija predilecta, la primogénita del emperador Microsoft. En sólo dieciséis horas los trolls la despedazaron usando sus clavos envenenados con sangre contagiosa y ácido, hundiéndola en la depresión y la vergüenza.
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