La vulnerabilidad permite escalar privilegios de manera local. Es por ello que el hacker necesita primero acceder al ordenador, ya sea de manera remota o tener acceso físico a él. Una vez tenga ese acceso pueden elevar permisos y pasar a tener privilegios de administrador. El fallo se encuentra en el Programador de tareas de Windows 10, donde un hacker puede modificar los permisos. Es posible hacer ligeras modificaciones para que funcione en cualquier versión de Windows, yendo tan atrás como XP o Server 2003.
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