Una cápsula de café puede tardar hasta 500 años en descomponerse debido al aluminio y el plástico que la conforman. Sin embargo, cada vez son más las empresas comprometidas con el impacto ambiental generado por la burbuja de las cafeteras monodosis que están comenzando a diseñar cápsulas compostables. Es decir, una alternativa que puede arrojarse al contenedor orgánico porque a los pocos meses pasa a ser un nutriente más del suelo en lugar de un agente contaminante.
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