Sucedió antes de las fiestas navideñas. Me encontraba en una librería de Ciudad Real y, de repente, un libro me asaltó. Me sucede de vez en cuando, ese tipo de asaltos son irresistibles y, siempre, dan como resultado una compra. En cuanto vi este libro en una de las estanterías, no dudé un instante en comprarlo: AMSTRAD Eterno. Mi niño interior de los ochenta lo exigía, no había capitulación posible.
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