Han conseguido refrigerar las bobinas a 4,8 kelvin (-268 ºC); el solenoide central a 17 K (-256 ºC); y, por último, las 18 bobinas de campo toroidal y las 6 bobinas de estabilización alcanzaron los -264 ºC. Es una auténtica proeza. Este hito es un paso fundamental en el camino hacia las primeras pruebas con plasma en el reactor JT-60SA, pero no es una buena noticia solo para esta máquina japonesa; también lo es para ITER debido a que el motor magnético del equipo nipón implementa algunas de las innovaciones que presumiblemente llegaran a ITER.
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