En la última década, el mundo de los videojuegos ha experimentado una transformación notable, evolucionando más allá de su propósito original de entretenimiento para convertirse en una herramienta potencialmente valiosa en el ámbito de la salud mental. La depresión, caracterizada por sentimientos persistentes de tristeza y pérdida de interés, y la ansiedad, marcada por una preocupación excesiva y continua, no son solo problemas de salud mental comunes, sino también desafíos globales que requieren soluciones innovadoras y accesibles.