Allá por 1999 salió a la luz el Cluetrain Manifiesto. En el furor de lo que se entendía entonces como la democratización del uso de herramientas digitales asociadas a una Internet que prometía cambiar las reglas de juego, aquel manifiesto venía cargado de mensajes estimulantes. Contenía 95 afirmaciones a cual más sugerente. Solo sus dos primeras afirmaciones abrían un buen melón: 1. Los mercados son conversaciones. 2. Los mercados consisten en seres humanos, no en sectores demográficos. Pero las cosas se fueron torciendo poco a poco.
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