El filósofo Michael Huemer argumenta que el asunto del aborto es difícil y no tiene una respuesta obvia, para poner de relieve que las personas que tengan opiniones muy fuertes sobre este tema —opiniones radicalmente a favor o en contra— probablemente estén simplificando la complejidad del asunto. Argumenta que hay dos preguntas principales: (i) ¿Los fetos tienen derecho a la vida? y (ii) Si los fetos tienen derechos, ¿está bien abortarlos? El autor señala que no hay consenso ni respuestas definitivas a estas cuestiones.