Feijoó hizo el ridículo, demostró sus carencias y en ocasiones produjo vergüenza ajena constatar el escaso nivel de preparación que exhibió en un debate propuesto por él mismo. El presidente, es cierto, no desaprovechó la ocasión e inundó la tarde de datos y admoniciones como cualquier otro en su lugar hubiera hecho ¿O no?. Fue Feijoó quien retó a Sánchez, señores, ¿qué pasa, que desconocía el reglamento?
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