Las empresas sólo tendrían dos formas de reaccionar ante estos aumentos de costes (por la inflación y por una hipotética subida de salarios): 1. Las empresas que no pueden trasladar el incremento de costes a precios finales porque exista mucha competencia interna en su sector tendrán que reducir márgenes de beneficio, lo que podría provocar caída de producción y empleo y, en momentos críticos como el actual, incluso la destrucción de empresas. 2. Las compañías que sí puedan repercutir el aumento de costes en los precios, lo trasladarían. Pero
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