Estados Unidos está en una guerra de información consigo mismo. La esfera pública, donde los estadounidenses discuten los asuntos públicos, está rota. Se discute poco y se pelea mucho. Una de las razones: La persuasión es difícil, lenta y requiere mucho tiempo -no hace un buen contenido para la televisión o las redes sociales- y por eso no hay muchos buenos ejemplos de ella en nuestro discurso público. Lo que es peor, ha surgido una nueva forma de propaganda, que nos ha reclutado a todos como propagandistas.
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