Sus contertulios no conformaban estrictamente una delegación del PP, sino algo aún de mayor nivel: una «troika» experta designada por el presidente español, José María Aznar, para gestionar la situación creada con la Declaración de Lizarra-Garazi y el alto el fuego de ETA, tres meses antes. Esa «gestión» comenzaría con el discurso en que Aznar se refirió respetuosamente como «Movimiento de Liberación Nacional Vasco» y concluiría con reuniones con ETA por parte de esos tres mismos representantes.
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