Cruzar un puente
sirve para llegar al otro lado,
pero mientras lo haces suceden otras cosas.
Por ejemplo,
el agua que pasa por debajo,
por los ojos del puente,
puede verse también
como un inmenso llanto del río,
un llanto eterno,
filosófico:
quiere irse y no puede,
quiere quedarse y tampoco.
Karmelo C. Iribarren