Poema - Una mañana de miércoles

 Hace una mañana gris,

opaca, triste.

Estoy en un bar, con un café,

sentado junto al cristal que da a la calle.

La música –suave, lejana, indiscernible–,

acompaña sin pedirte nada a cambio,

ni siquiera que la escuches.

Cae una llovizna suave

–y un poco torcida– que hace

que algunos de los viandantes

no se la tomen muy en serio

y se resistan a abrir el paraguas.

Aquí dentro solo estamos el camarero y yo,

y ahora mismo esto es lo más cercano

a un pequeño paraíso en la tierra.

Me siento casi como en el camarote

de un tren.

Si lo fuera, yo tendría un billete

hasta la última estación.

Karmelo C. Iribarren