Un cuerpo padece mi agonía...
Un cuerpo o multitudes que mi piel no depone.
Un ser que vive y sueña la altitud de mis límites...
¡Quisiera huir: perderme lejos de su olvido!
Estoy cansado de ocultarme en las ramas;
de perseguir mi sombra por la arena;
de desnudarme entre las rocas,
de aguardar a las puertas de las fábricas
y tenderme en el suelo con los ojos cerrados:
estoy cansado de esta herida.
Un amigo me dice:
"Hay cuerpos que aún se ofrecen
como jugosas frutas sin sentido"...
Otro amigo me canta:
"¡Vuelan las aves, vuelan!"...
Yo quiero huir, perderme lejos,
allá en esas regiones en que unas anchas hojas
tiemblan sobre el estanque de los sueños que inundan.
Emilio Prados