Poema - La chica de la marquesina

Sale de la marquesina y mira

hacia la izquierda;

vuelve y reinicia su pequeño

“claqueteo” nervioso.

No aguanta más, se muere, necesita

que llegue el autobús; la vida, todo

lo que ésta le tenga reservado.

Y lo necesita ya, ahora, esta noche de sábado.

Mañana es una entelequia, una ficción,

un planeta a años luz.

Y vuelve a salir y mira y se consume de deseo.

Es terriblemente desgraciada un segundo,

y al siguiente –llega el autobús al fin– se ríe

y parece que amanece en el mundo.

Y yo la miro y pienso

que, aunque solo fuera por eso,

por esa fuerza, por sentir

lo que ahora mismo está sintiendo ella,

merece la pena vivir.

Karmelo C. Iribarren