Por una mezcla de razones profesionales ―estoy escribiendo un libro― y de placer culpable ―¿quién no quiere asomarse de nuevo a su adolescencia?―, en las últimas semanas he dedicado una cantidad desproporcionada de tiempo a ver de nuevo las series de televisión 'Seinfeld' y 'Friends'. Es una experiencia extraña. Siguen siendo extraordinarias: están muy bien escritas, con geniales mecanismos internos, y son muy frívolas, neoyorquinas, jóvenes, modernas y algo despreocupadas.
|
etiquetas: series , televisión