Está más que instaurado que en las bodas los invitados entreguen a los novios una cierta cantidad de dinero, ya sea en los tradicionales sobres o por transferencia, para ayudar con los gastos de la boda y el banquete y como regalo de bodas. Pero una pareja de Reino Unido ha ido más allá y ha traspasado los límites de la ruindad en opinión de la mayoría de cuantos conocen la historia de la pareja de recién casados que pretendió cobrar a un invitado por comer dos pedazos de tarta.
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