Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga regresaron a La Resistencia dos años después de su primera visita. En aquella ocasión, el escritor y el catedrático tocaron temas que sorprendieron a David Broncano, quien acabó definiendo la entrevista como «la fiesta de la inteligencia». Esta vez el presentador bromeó con que eran «los Javis de la literatura». La comparación les provocó cara de desconcierto y respondieron: «Ojalá supiéramos quienes son los Javis». Después, los invitados trolearon al presentador con un regalo que este no esperaba.

«Pero, joder, es que son muy buenos». Así acaban la mayor parte de críticas a los Javis: con una rendición del odiador. Porque puede parecer que hay muchas razones para que Javier Calvo (Madrid, 1991) y Javier Ambrossi (Madrid, 1984), la pareja profesional y sentimental más mediática del país, den rabia. Crispen. Se puede alegar agotamiento ante su omnipresencia viral, un cierto cansancio de tanta exposición. Pero eso es dar rodeos, es esconderse y trampear. Lo que ocurre de verdad con los Javis es mucho más sencillo: tienen talento.

Javier Calvo y Javier Ambrossi han modificado la realidad a su gusto, La Veneno se fue de este mundo sola, sin amigos, con una pensión no contributiva de menos de 400 euros que la llevó a pasar serios apuros económicos y finalmente olvidada por todos aquellos que en su momento la ensalzaron sin remordimientos únicamente para convertirla en un juguete roto sacrificado en el insaciable altar de las audiencias y el morbo.

David Suárez, humorista que fue despedido de los 40 principales tras hacer un chiste sobre las personas con síndrome de Down, ha vuelto a crear polémica en las redes sociales por uno de sus mensajes. En esta ocasión, Suárez ha decidido elegir en Twitter como objetivo de su chiste a Los Javis y mezclarlo con la enfermedad del sida.

Los Javis rescatan de este modo a Anna Allen, la protagonista real de esta trama tan rocambolesca que dio la vuelta al mundo hace cinco años y que supuso el final de su carrera como actriz.Allen compartió imágenes en sus redes fingiendo haber ido a la gala de los Oscar, inventándose fichajes para series americanas como 'The Big Bang Theory' o incluso colaboraciones ficticias con marcas. Pronto se descubrió la farsa y el escándalo fue mayúsculo: su carrera se frenó drásticamente y desapareció del mapa tras un escarnio público masivo y el aluvión

Después de que la semana pasada los fiscales del alto tribunal decidiesen mantener la acusación por rebelión contra Los Jordis, hoy se ha sabido que los líderes soberanistas también tendrán que hacer trabajos forzados en la academia de Operación Triunfo, donde serán los encargados de sustituir a Los Javis. Éstos, a su vez, se enfrentan a 17 años de cárcel por rebelión y sedición después de que, en el programa cuatro de la pasada temporada, separaran a Aitana de Cepeda en la actuación de la canción “No puedo vivir sin ti”.

No se puede hacer espectáculo con un despido. Y menos desde una televisión pública en un país al mando de un gobierno socialista. Y anunciar el despido en un informativo. Tras profundizar en el tema en las redes me he quedado de piedra. Parece el argumento de un episodio de Paquita Salas. Y si alguien dice que está pactado, tanto peor.

Me acerco a los Javis como se acercaría un primatólogo a una nueva especie de bonobos. No, peor, como se acercaría un microbiólogo a un nuevo tipo de estafilococo. No, peor, como se acercaría un trabajador del SETI que captase con su telescopio a un extraterrestre saludándole sonriente desde más allá de Orión. Curiosidad, sí, pero no más que extrañeza y una falta total de conexión. Pongo “El hormiguero” a la hora de cenar e inmediatamente veo a Pablo Motos entrevistando a una forma de vida no clasificada por Linneo.