Cuarenta años que se dice pronto, así que, para conmemorar una fecha tan especial, hoy vamos a revisar la historia de las Tortugas Ninja, una de las grandes creaciones del cómic independiente norteamericano, a nivel económico, y un caso que podemos llamar único y a la vez precursor, por su propio modelo, del devenir actual del cómic independiente.

Qué pasa cuando cruzás ninjas con El Exorcista? Cannon lo hizo y nos dio Ninja III, La Dominación.

Video del bueno de Buck destripando esta película que roba metraje de otra de 1984: El Imperio Ninja ha sido dirigido por un malvado maestro y uno de sus miembros, que ha desertado, decide contratar a un detective de Hong Kong para localizar al líder y poner fin a su reinado de terror

La serie es una de las más icónicas de finales de los 80s y parte de los 90s gracias a sus nuevas aventuras, así como a sus constantes reemisiones. A pesar de todo, el verdadero origen de Las Tortugas Ninja son las viñetas. Kevin Eastman y Peter Laird publicaron en 1984, gracias a la editorial independiente Mirage Studios, un pequeño cómic. En él rendían homenaje —desde la parodia— al estilo del aclamado Frank Miller, conocido por ser el responsable de algunos de los mejores cómics de Batman y Daredevil. Contra todo pronóstico, el tebeo fue un

En la edición japonesa del show, un chimpance realiza el circuito de Ninja Warrior. Visto en www.reddit.com/r/nextfuckinglevel/comments/vntu4v/a_chimpanzee_doing_t

A Thyberg no le interesa hablar de la cosificación de la mujer en la industria ni de construir un cuento moral sobre la pérdida de la inocencia; tampoco quiere hacer una denuncia de un mundo capitalista donde se ha perdido el alma y los valores y los cuerpos han pasado a ser meras mercancías. Más bien, desliza la idea de que en el mundo contemporáneo y a través de la frivolización que conlleva la sobredimensión del éxito y el exhibicionismo todos hemos llegado a prostituirnos en mayor o menor medida.

“Pero hombre... ¿qué hace un ninja como tú así sin capucha, ni una espada a cuestas?”. José Defez encaja la broma mezclando sonrisa y suspiro. Porque él sabe mejor que nadie que los ninjas existieron, pero no con ese nombre. Ni llevaban espada a la espalda. Ni mucho menos iban vestidos de mamarracho, como suelen aparecer en las películas. Los ninjas fueron un cuerpo de élite de los samurais japoneses entre los siglos XIV y XIX, y lo que querían precisamente era pasar desapercibidos.