Estamos en una sociedad en la que cada dia estamos perdiendo la comunicación cara a cara. Feliz dia de la Madre.

Era finales de 2011 cuando aquel Fiat Grande Punto entró en el garaje de casa. Entonces tenía 19 años, llevaba unos meses con el carné de conducir y aquel pequeño me parecía el mejor lugar del mundo. Si no llega a ser por el frío, podría haberme quedado a dormir dentro aquella noche. Hace solo unos meses que lo vendí. Muy entrado 2023 dije adiós a aquel pequeño que tantas alegrías nos había dado a la familia pero también a mi pareja y amigos. Y, no lo voy a esconder, también unos cuantos disgustos.

Con los años, hemos trasladado aquellas toscas y pesadas máquinas para jugar en dispositivos mucho más ligeros, como podría ser nuestro teléfono móvil. Muchos de los clásicos están al alcance de nuestra mano, pero también existen creadores de contenido que todavía mantienen vivo el videojuego píxel, con el mismo nivel de adicción que los grandes títulos que tanto nos hicieron sudar en las décadas de los ochenta y noventa.

En el telenotícies, Toni cruanyes explica la revolución de los adolescentes que quieren prohibir los móviles a los mayores de 65 años.

«¿Los padres pueden sustituir puntualmente al móvil o a la tableta? , sí, en pequeñas dosis no es tan malo, pero exceso tiene consecuencias», afirma la psicopedagoga Sheri Morgan. Hoy se ha hecho público su último estudio, en el que se empezó a trabajar hace una década, hablando con padres, todos ellos horribles, a fin de investigar su forma de ser y cómo pueden influir en el desarrollo de sus futuros hijos. «El resultado muestra que, con exceso, el tiempo al lado de unos padres normales puede tener consecuencias para el desarrollo de los niños

Saturn Corporation fue un conocido fabricante de coches fundado por la estadounidense General Motors en 1985. Sin embargo, cuando esta última entró en bancarrota en el año 2008 debido a la crisis financiera, tuvo que cerrar sus compañías menos fuertes, entre ellas Saturn. Con todo, a la compañía se la recordará por, posiblemente, el anuncio más certero sobre el absurdo que resulta un mundo plagado de coches en las urbes.

Los niños menores de dieciséis años deberían mantenerse completamente alejados de los dispositivos móviles salvo que sean niños de China, Taiwán o Corea del Sur y los estén ensamblando en una fábrica. Lo establece un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundido esta semana, donde se insiste en que el tiempo que pasan frente a las pantallas los menores que no las están fabricando es excesivo y perjudicial para su salud.

El pasado jueves, un conductor arrolló a una decena de ciclistas que circulaban por una marcha en Madrid, y se dio a la fuga. Algunos conductores publicaron mensajes apoyando esa acción: “Poco les ha hecho”, “Haberos apartado”, “Espero que el coche esté bien”. Los expertos señalan que, aunque son comportamientos minoritarios, muestran una tensión: la batalla por el espacio público que quitan sitio a los coches para dárselo a peatones y bicis molesta a usuarios del automóvil, que se sienten desplazados de un espacio que consideran suyo (...)

Priorizar el tren frente al avión y el ir a pie frente al uso del patinete para reducir, en el primer caso, las emisiones contaminantes y, en el segundo, el ridículo. Estas medidas, que hace unos años sonaban impensables, empiezan a calar en diferentes países. El último ha sido España tras el acuerdo entre PSOE y Sumar para la próxima legislatura. «¿Tienes cinco años y estás en el parque? Entonces, el patinete bien. ¿Eres mayor de edad? Bájate de ahí, anda, que pareces tonto».

Al pensar en videojuegos, es normal que pensemos en enormes estrenos de gran presupuesto y duración, de esos que, como Tears of the Kingdom o Final Fantasy XVI, han copado los lanzamientos de los últimos meses. Sin embargo, aunque el verano se presta a gozar de largas horas frente a la pantalla, estos títulos tienen la desventaja de que son inseparables de consolas difíciles de transportar. Ahí es donde el smartphone entra en juego como una herramienta ideal para acercarse en vacaciones a obras menos conocidas, pero igual de reivindicables.