La «lamentable» experiencia que tuvo que vivir un cliente por culpa de un restaurante «asturiano», sin ni siquiera pisar el establecimiento, empezó con una llamada -realizada un sábado- que lo cambió todo. El objetivo era encargar el popular cachopo, un plato típico que consiste en dos filetes de ternera empanados y rellenos de jamón y queso.

- Mi cuerpo es un templo / Al menos podrías dejar de masticar ese cachopo que estás mojando en el café mientras lo dices. Por disimular un poco. / Un templo en el que se hacen rituales terribles y antinatura. (by Fred, Sinergia sin control)

Pensando que los cachopos eran animales silvestres cazados para su consumo, la organización animalista PETA llevaba años haciendo campaña en contra del consumo de este producto y entrando en restaurantes asturianos para rescatar cachopos y liberarlos en el bosque. «Cachopos are just beautiful creatures», puede leerse en algunas fotografías reivindicativas que hay en la cuenta de Instagram de la organización.

El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha planteado esta semana el debate sobre la liberación de la patente del cachopo, es decir, la exención de la protección de la propiedad intelectual de la receta, lo que abarataría sus costes y facilitaría su distribución. Según Barbón, la liberación de la patente del cachopo está acorde con las reglas de la Organización Mundial del Comercio, que prevén el levantamiento de la protección de la propiedad intelectual en situaciones extraordinarias. «No es momento de privar a la humanidad de

Joe Burger Challenge aterrizó en Ibiza con un reto: acabarse un pantagruélico cachopo de 1,5 kilos (con sus patatitas) en menos de 45 minutos. No lo consiguió… por culpa de los 700 gramos de “patatinas” de guarnición que le puso Jadrín, el cocinero de señero restaurante asturiano. El popular comilón -400.000 seguidores en YouTube y otros 44.000 en Instagram– se atragantó con el Cachopo Challenge: "El cachopo me lo he comido casi por orgullo, ya que he venido hasta aquí. Las patatas, bueno, digamos que no me apetecían".

Por si no lo has probado nunca (y perdón de antemano por la comparación), el cachopo sería una especie de San Jacobo después de tomar esteroides. El cachopo es, en palabras de Eloy Goa Toro, organizador del Cachopo Challenge en Ibiza, “el cachopo es la solución para el hambre en el mundo. Mira en India, todas esas vacas, la de gente que podrían alimentar fileteadas y rebozadas… Un cachopo de kilo y medio tiene 300 gramos de proteínas, suficientes para una semana”,

El interno de la prisión de Soto del Real César Román, conocido popularmente como ‘el rey del cachopo’, podría convertirse en el cocinero de Rodrigo Rato, que cumple condena en este presidio por apropiación indebida en el caso de las tarjetas black. Instituciones Penitenciarias debe ahora decidir si accede a su petición de ejercer de cocinero en la prisión.

¿Es el cachopo una croqueta evolucionada y en versión asturiana? Sin duda, una de las preguntas más repetidas desde que hace unos días Ferran Adrià enfadara a medio Asturias -por lo menos- al comparar ambos platos en una entrevista. Aunque parece que la respuesta es unánime y pocos ven esa supuesta relación entre cachopos y croquetas, una sidrería de Gijón ha decidido aprovechar la polémica y responder al chef de una forma muy original y simpática: creando las primeras croquetas de cachopo.

La Academia Española del Cachopo ha elegido el mejor Cachopo de España 2016, de entre más de 150 sidrerías y restaurantes de todo el país. El elegido está en el madrileño barrio de Embajadores.

El cantante, entendido en la materia ha querido explicar que el cachopo no solo se rellena de jamón y queso, pero se ha venido un poco arriba para diversión de sus compañeros: “El cachopo es al gusto, puedes rellenarlo de lo que tú quieras, los vegetarianos pueden… no lo pueden rellenar porque es carne, pero que se puede rellenar de todo: jamón y queso, pimientos, pescado, marisco…”

La Cachopomatic está instalada en la Estación de Atocha, en Madrid, y es obra de Juan José Piñero, un carnicero asturiano que ha decidido expandir su idea de ofrecer cachopos las 24 horas tras instalar una primera máquina en la estación de autobuses de Oviedo.

Según un acuerdo entre ambas comunidades y tras largas sobremesas, Asturias no podrá volver a vender ni un Cachopo más, por lo menos bajo ese nombre que ahora pertenecerá única y exclusivamente a la tierruca. Revilla ha sido contundente: “Si quieren vender algo similar tendrán que llamarlo ‘San Jacobo’ o ‘Cordon Bleu’. Se acabó la tontería. Ya es nuestro“,

La cocina fusión está de moda. Una sidrería especializada en cocina del Norte, Sidrería A Cañada ha creado el primer cachopo de gallinejas y entresijos, fusionando así dos de los platos más típicos de Asturias y Madrid, que no dejará indiferente a nadie y tenderá un puente entre ambas gastronomías. Esta sidrería fue galardonada recientemente como Embajador de la Gastronomía Asturiana en Madrid por el Ayuntamiento de Oviedo, con lo que este plato refuerza todavía más ese título.

El cachopo es, originalmente, un artefacto gastronómico consistente en dos filetes de ternera rellenos de jamón serrano y queso fundido, todo ello rebozado. Tiene muchos fans y algunos enemigos: aquellos que dicen que no es auténtica gastronomía asturiana sino un plato grasiento y de batalla, aquellos que dudan de su originalidad y lo comparan con la milanesa napolitana argentina, el cordon bleu francés, el flamenquín cordobés o el San Jacobo de toda la vida.