Paul Rojek y su hijo Joshua son (más bien eran) un par de cocineros de un restaurante de la localidad neoyorquina de Siracusa (EE UU), que cometieron un crimen de ‘altos vuelos’: robar miles de euros en alitas de pollo. El modus operandi de este dúo de rateros, muy al estilo Solo en casa (por dejarse cazar), era sencillo: cocinaban grandes cantidades de este alimento para luego venderlo por la calle o a otros establecimientos a un precio mucho menor
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