Las expectativas al sentarse uno en el cine a ver esto son bajas: pasar un buen rato entre escenas de sexo, delirios de amor adolescente y un poco de alcohol y drogas, aunque sea con moralina final. Es decir, disfrutar de una peli sin pensar. Lo que no te esperas, al ritmo que van hoy las series a lo ‘Alsa’, es que el de esta película sea tan pobre, basado casi en exclusiva en una sucesión de rayas de cocaína que se reparten sin ton ni son y sin que sepamos absolutamente nada de los personajes que se las están metiendo.