Asumiendo que los deberes de su hijo le piden “dedicación plena”, Nicolás Asensio, de 46 años, se ha visto forzado a pedir una excedencia en su empresa para centrarse en las tareas escolares de su hijo. “Todo empezó con asesorías puntuales en mi tiempo libre pero ahora veo que, si quiero progresar, tengo que dedicarle todo mi esfuerzo a este proyecto”, explica.
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