Rafael Gil, de Madrid, ha llorado de emoción y cansancio esta mañana cuando, después de 16 días esperando en la calle con el brazo levantado, ha logrado parar un taxi. “Se quejan de Uber pero el servicio que ofrecen es nefasto, ni un solo taxi ha pasado por aquí en dos semanas, y vivo en el centro”, protesta.
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