Perros teñidos de azul, norias que se iluminan de rosa o saltos en paracaídas que no dejan claro el color. Da igual. Las fiestas para revelar el sexo de los nonatos se han vuelto una tendencia tan estrafalaria que el color es lo de menos. Eso sí: si vas a usar explosivos, asegúrate de que no haya hierba seca a tu alrededor.
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