Las aguas cálidas y cristalinas del mar Rojo han vuelto a convertirse en testigos de un nuevo récord mundial: pasar 145 horas y 30 minutos a siete metros de profundidad. Para sustentarse, Saddam Killany solo ingirió comida líquida, como batidos, que le eran suministrados en copas especiales a presión que el buceador abría una vez se las colocaba en la boca tras sacarse momentáneamente el regulador para respirar. Para dormir, se utilizó una cama hecha de metal y cuerdas.
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