El primero apareció en agosto de 2007. Era un único playero de una conocida marca. Seis días después, otra deportiva, del mismo número pero distinta marca. Desde entonces no han parado de llegar. Ninguna presentaba rastros de violencia, pero sí de ADN y eso, finalmente, ha permitdo a las autoridades comprobar que pertenecían a personas desaparecidas en el mar o que cometieron suicidio en diversas costas. La flotabilidad de los nuevos modelos y las corrientes hacen el resto.
|
etiquetas: canadá , deportivas , playas , mar , agua , suicidio