Tenía la reputación de experimentar con tratamientos poco convencionales. Un día, durante una visita de rutina, le dijo a una paciente que iba a "introducir algo en su boca que iba a saber chistoso pero que iba a detener el sangrado". Después utilizó una jeringa para inyectar el fluido y le dijo que se lo tragara. El fluido era semen.
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