John Cobb rompió varios récords de velocidad, 635 km/h en 1947, Fijó su vista en el agua. Diseñó una lancha a reacción, el Crusade. En 1952, la embarcación de 10 m construida en abedul y aluminio, se consideró navegable y fue transportada al lago Ness. Hicieron los ajustes, esperaron a un día sin brisa y total calma. La embarcación aceleró alcanzando más allá de 370 km/h para saltar en una ola y desintegrarse. Pudieron recuperar el cuerpo, la nave se hundió. Por supuesto, algunos lugareños echaron la culpa al monstruo del lago.
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