En 2013, un incendio en la sala de máquinas del Carnival Triumph ocasionó que el barco, con 3.413 pasajeros y 1086 tripulantes, se quedara sin energía, a la deriva. No funcionaban los motores, ni el aire acondicionado... ni el sistema de deshechos. Los inodoros empezaron a desbordarse y los desechos humanos de los pisos superiores comenzaron a filtrarse a través de las paredes de los camarotes de la cubierta inferior. Durante una semana, los pasajeros acabaron durmiendo hacinados en las cubiertas para poder respirar, con mascarillas.
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