Como hacían los españoles que, durante el franquismo, querían ver cine prohibido por la censura, desde hace días centenares de ciudadanos viajan los fines de semana a Francia para poder sonarse los mocos en la bandera de España sin sufrir represalias. “La quemamos, nos la pasamos por el arco del triunfo… hacemos de todo, nos desahogamos y luego volvemos a casa”, explica Mari Carmen Lozano recién llegada de Perpiñán, adonde sus padres iban en su día para disfrutar de “El último tango en París” o “Mogambo”.
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